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Los efectos secundarios de tu ambición

Lo bueno, lo malo y lo feo de ser demasiado ambicioso

22 de mayo de 2023
Por: Thato Tinte

Es lo que nos impulsa a hacer todo lo que hacemos, lo que nos empuja a ser y hacerlo mejor y lo que finalmente nos saca de la cama a la mañana. Todo lo que logramos en la vida es debido a nuestra ambición.

Esta apreciada virtud, definida por Psychology Today como “el deseo de lograr y la determinación de luchar por su consecución incluso ante la adversidad”, es buena para nosotros porque sin ella nos arriesgamos a no alcanzar nuestros objetivos en la vida.

Pero, como todo en la vida, el exceso es malo.

Los efectos secundarios de la ambición

El empeño y el entusiasmo son esenciales para la vida; sin embargo, sin equilibrio este afán de triunfo a toda costa puede terminar por perjudicarte.

1. Vivir en el futuro

Uno de los inconvenientes de ser demasiado ambicioso es la tendencia a fijarse en un objetivo final.

Tener hijos a los 35, llegar a ser uno de los jefes a los 45, conseguir la mejor oficina a los 50...

Intentar continuamente marcar casilleros de una lista de logros demasiado ambiciosa, a menudo con plazos poco realistas, puede obstaculizar tu capacidad de vivir en el presente.

Benjamin Shalva, autor del libro Ambition Addiction (“Adicción a la ambición”), lo compara con vivir en una “sala de espera” porque “la realidad del presente nunca puede estar a la altura del futuro fantástico representado en nuestros sueños”, escribe en Mind Body Green.

2. Perjudicial para la salud mental

Para muchas personas ambiciosas, el fracaso puede ser devastador, difícil de superar, y puede afectar a la autoestima, principalmente debido a expectativas poco realistas.

En un estudio realizado en 2014 sobre la “ambición despiadada”, los investigadores de la Universidad de Berkeley en California encontraron un vínculo entre “la percepción de la condición social de uno, o la falta de ella” y las enfermedades mentales.

Según la profesora de psicología y autora principal del estudio, Sheri Johnson, los sentimientos inflados o desinflados de autoestima están relacionados con el trastorno bipolar, el trastorno narcisista de la personalidad, la ansiedad y la depresión.

Las personas propensas a la depresión o la ansiedad también tienen poco sentido de poder y de orgullo por sus logros.

3. La avaricia de tener más

La ambición nunca se satisface. Una vez que lograste un objetivo, tu propósito se convierte en el siguiente objetivo... y así el ciclo continúa.

El psiquiatra y escritor Neel Burton señala en Psychology Today que la ambición malsana puede convertirse en codicia: “el deseo excesivo de más de lo que se necesita o se merece”.

Señala que “la ambición saludable (que mejora la vida) es un esfuerzo medido por alcanzar logros o distinciones, mientras que la ambición malsana (que es destructiva y parecida a la codicia) es el esfuerzo desmesurado o desordenado por conseguirlo”.

4. Desdicha

La ambición no parece traducirse en una vida más feliz o más sana, según un estudio de la Mendoza College of Business de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EE. UU.).

Si bien es probable que las personas ambiciosas logren un éxito tradicional (dinero, bienes, carreras) por encima de sus homólogos no ambiciosos, el estudio descubrió que, a pesar de estos logros, estas personas solo eran un poco más felices que los menos ambiciosos e incluso vivían vidas algo más cortas.

“Descubrimos que la ambición tiene, a lo sumo, un efecto positivo muy leve en la satisfacción de la vida, y en realidad un impacto un tanto negativo en la longevidad”, advierte Timothy Judge, profesor de administración de la universidad, en la revista Fortune.

Aunque no están claras las razones de las mayores tasas de mortalidad entre las personas ambiciosas, Judge especula que las inversiones realizadas en sus carreras pueden realizarse a expensas de los comportamientos saludables, las relaciones estables y las conexiones sociales profundas.

Encontrar el equilibrio

Mantené tu ambición bajo control con estos consejos de Benjamin Shalva:

  • Andá más despacio. Dejá espacio para respirar cuando te enfrentes a las listas de cosas por hacer de tu vida.
  • Buscá tiempo. Relajate, descansá y disfrutá de los placeres básicos de la vida.
  • Sé agradecido. Pasá el tiempo reflexionando sobre tus dones y logros hasta ahora, incluso frente a las dificultades.
  • Priorizá las conexiones sociales. Tus relaciones también importan; cultivalas.
  • Volvé a soñar. Bajá las expectativas y creá objetivos en los que puedas progresar y triunfar sin sacrificar tu salud en general.